La guerra es como un partido de fútbol.
Espero no ofender con esta comparación a ningún lector visceral.
Las guerras son una mierda, sí, pero esta convicción moral no hace que desaparezcan.
Una guerra no entiende de cuestiones morales.
Por tanto, quizás sería más acertado analizarla desde un punto de vista matemático y eliminar todo vínculo moralista de la ecuación.
Por eso voy a hablar de fútbol para explicar el contexto, para separarnos de lo moral y usar un elemento sencillo y práctico de contrapeso dialéctico.
Comienzo.
Imaginad por un momento que el Real Madrid (soy culé, así que no puedo usar al Barça, por cuestiones morales) se enfrenta al Cádiz CF en una final Europea.
Cualquier casa de apuestas y, siempre que su intención no sea terminar en banca rota, ofrecería apuestas deportivas con una clara ventaja a favor del R. Madrid.
Imaginemos además que este partido ha sido especialmente estudiado y preparado económica y técnicamente durante años por este último. En este caso las apuestas deportivas rondaría los 1000/1.
Imaginemos por otro lado que el Cádiz FC tiene la posibilidad de reforzar su plantilla y que incluso en pleno partido puede incorporar a cualquier jugador del mundo a sus filas.
¿Cambiaría esto la dirección de las apuestas?
Piénsenlo.
Si fuera su propio dinero, ¿apostaría a otro caballo ganador?
Imaginemos que el Cádiz puede fichar a los mejores futbolistas europeos, e incluso en mitad del partido cuenta con la posibilidad de cambiar la plantilla completa e implementarla con todas las estrellas disponibles en el mercado.
Pregúntate de nuevo ¿Cambiarías tu apuesta?
Si eres prudente y no te dejas sugestionar por tus propias emociones responderías rotundamente; NO.
¿Por qué no?
Porque todo simpatizante de este deporte sabe que el fútbol no funciona así, se necesita un núcleo táctico fuerte, con gran experiencia para resolver situaciones difíciles en directo, de forma eficiente, rápida.
Una gran estrategia, una gran formación y, una plantilla lo suficientemente compacta y completa que permita mejorar el juego y sustituir a sus jugadores en caso de lesión o bajo rendimiento.
Es decir, para que hubiera una mínima posibilidad de ganar tal contienda, con más necesidad aún si se parte como claro perdedor es imprescindible contar con un proyecto sólido a nivel de experiencia, a nivel físico, a nivel técnico, a nivel operativo, que proporcione un equilibrio entre todas sus partes lo suficientemente consistente como para hacer frente a otro jugador que parte de una clara ventaja en todas la categorías mencionadas.
Sin este núcleo virtuoso y sólido las posibilidades reales de victoria serían absolutamente ridículas.
Cualquiera puede pensar que en algunas ocasiones el no-favorito consiguió dar el sorpasso contra todo pronóstico y ganar la contienda.
Sin embargo para que esto ocurra deben de darse dos cuestiones básicas necesariamente:
1° Que el no-favorito tenga un núcleo sólido que ejerza como director, como estratega, como base para establecer un juego ordenado e inteligente lo suficientemente potente como para noquear a un rival infinitamente superior.
Este primer punto quedó eliminado de raíz en los primeros días de guerra. Rusia eliminó tácticamente el cuerpo central de la defensa ucraniana, eliminando su estructura, dejándola prácticamente inoperativa, sin conexiones aéreas, sin conexiones marítimas, con las principales unidades militares que componía la base del ejército ucraniano demolidas o desconectadas.
2° Que el contrincante pudiera ser debilitado hasta lograr tal equidad que permitiera disputarle la victoria.
Como veis este punto también queda eliminado de la ecuación desde el primer momento y a día de hoy se mantiene intacto.
Es decir, el Corpus Operandi ruso, tanto a nivel estratégico como operativo sige funcionando al 100% y además se encuentra en una posición de absoluta protección, en ningún caso amenazado dentro de unas fronteras protegidas con miles de ojivas nucleares.
Es decir, Ucrania no tiene ninguna remota posibilidad de dañar o perjudicar las estructuras técnicas, logísticas u operativas del ejército ruso.
A día de hoy es imposible romper o dañar de algún modo el soporte militar ruso en ninguna de sus categorías.
Todas las políticas occidentales han sido afinadas para este asunto en concreto y han fracasado.
Por más que se empeñen en fabricar mentiras desde los sistemas de inteligencia occidentales, Rusia finalmente ha esquivado cada uno de estos bloqueos de forma fulminante.
Esta afirmación ha sido confirmada desde todas las fuentes, de una y otra parte.
Solo echen un vistazo a este riguroso análisis del Dr. Sidharth publicado el 23 agosto 2022.
"¿Puede Rusia continuar librando una guerra larga?"
Fuente:
https://www.rusi.org/explore-our-research/publications/commentary/can-russia-continue-fight-long-war
Por tanto, para finalizar esta reflexión podemos afirmar sin ninguna duda que la guerra solo puede tener un resultado, y, solo es cuestión de tiempo.
El coronel Douglas MacGregor va mas allá.
Directamente afirma que la guerra terminará en un corto plazo.
Puedes escuchar sus palabras en este enlace
“La guerra en Ucrania terminará a mediados de octubre.”
Esperemos que así sea y termine este último episodio sádico e imperialista perpetrado por un actor en decadencia.
Finalmente la serpiente se mordió la lengua. Y al igual que Norma Desmond, ya no puede sostener su derrota.